domingo, 6 de junio de 2010


Va ya para veinte años que soy Adorador y tantos que he participado activamente en los actos de celebración del Corpus Christi. Desde los primeros años, como grupo ayudábamos al engalanamiento de calles para la procesión. Casi siempre bajo la idea o las directrices de José Antonio Sola, Pedro Talavera L. o Luis Gaitán. Durante toda la noche, previa a la fiesta y posterior procesión, nos encargábamos de llevar a cabo aquella idea. La noche se nos hacía muy corta. Siempre apurando hasta el último momento. El año que la cosa cundía más no acercábamos a ayudar en otras calles y José Antonio era casi “omnipotente” porque tenía que llevar la dirección y el montaje de la Calle Realejo y la nuestra.

Para hacer esto teníamos un tiempo previo de preparación de los elementos a utilizar para el adorno de la calle, momentos intensos en el salón parroquial. Allí trabajábamos y nos divertíamos. Nos servía para hacer grupo y amentar la amistad.

Así año tras año, algunos años también hicimos proyectos de Francis. Pero después la fiesta de la espiga la cosa cambió. Ese año todo el pueblo se engalanó y nos demostró que eran capaces, con más o menos recursos, adornar las calles para el Santísimo. Y desde entonces no hemos implicado en muchos proyectos. De forma individual, Adoradores han adornado sus calles y como grupo pues hemos ayudado en el adorno de la lonja de la Iglesia o sus aledaños.

Este año, de forma sobrepensada se decidió hacer algo para la puerta de la iglesia, y hay han estado los de siempre más o menos. A mí, al vivir fuera, me cuesta poder estar ahí, ayudar y pasar esos terribles domingos en los que tenias tanto sueño que estabas todo el día atontolinado. Además, casi siempre, tenía examen al día siguiente.

Pero por eso valoro mucho el trabajo que dedican los vecinos para que esté todo precioso para el paso del Santísimo. Su esfuerzo, su coste, su desvelo. También valoro a los vecinos que, no teniendo recursos, se esfuerzan echando juncia o sacando sus mejores macetas. Porque tan digno es una cosa como otra. Y por eso le doy la enhorabuena a todos, y las gracias en nombre del Santísimo.

Para el próximo año intentaré ayudar a mis hermanos adoradores, que con su mejor voluntad, dedican su tiempo, su esmero, su esfuerzo,… para que el entorno de la Iglesia quede digno.